
Maldita Nerea puso el cierre al año musical de la Sala The One alicantina y vaya si lo hicieron a lo grande. El pasado 21 de diciembre, la banda liderada por Jorge Ruiz ofreció un concierto lleno de magia, nostalgia y energía, transportando al público a esos «años felices» que tanto necesitamos recuperar. Con un repertorio que combinó grandes éxitos con sorpresas en directo, fue una noche que quedó grabada en la memoria de sus seguidores.
Un inicio cálido y familiar
Desde los primeros acordes, la conexión entre la banda y el público fue palpable. Jorge, carismático como siempre, no tardó en romper la barrera con su público al compartir anécdotas, bromas y mensajes llenos de cercanía.
Los grandes clásicos nunca fallan
El punto álgido llegó con los temas hiperconocidos como «El secreto de las tortugas» y «No pide tanto, idiota». Este último fue un momento interactivo único: Jorge dividió al público para hacer cantar primero a los chicos y luego a las chicas, demostrando la diferencia de intensidad. «Las chicas sólo quieren que las comprendamos y seamos sensibles», comentó entre risas, desatando una oleada de aplausos.
Una nueva joya en directo
Uno de los momentos más especiales de la noche fue el estreno en directo de «La misma sed». El tema, cargado de emoción y con un sonido que conecta con la esencia de Maldita Nerea, recibió una acogida calurosa. Era evidente que esta nueva pieza promete convertirse en un imprescindible en futuros conciertos.
Una banda de corazones grandes
Jorge aprovechó para agradecer efusivamente a todo su equipo, destacando a cada integrante de la banda: José Marsilla (Pepe), Juande al bajo, Josemi Sánchez en la guitarra izquierda(¡y vaya cómo brilló!), Nico Marchena alternando entre guitarra y teclado, y Miguel Lamas, «el pulpo» de la batería y responsable de la producción y dirección musical, a quien Jorge describió como un hombre de «gran corazón».
También hubo palabras para los técnicos y colaboradores: Raúl, Shaggi, Caravega, Rafa, Judith y Alfonso, quienes contribuyeron a que la noche fuera perfecta en todos los aspectos.
Una noche para recordar
El concierto culminó con un ambiente de alegría desbordante, dejando a los asistentes con una sonrisa y la sensación de haber compartido algo único. Maldita Nerea no solo cerró su año musical, sino que también nos recordó que, incluso en tiempos complicados, siempre podemos volver a esos momentos de felicidad que la música nos regala.
Sin duda, una velada inolvidable en The One, que demostró por qué Maldita Nerea sigue siendo una de las bandas más queridas del panorama nacional. ¡Que vengan muchos más conciertos así!










